Alejandro Guillán

Manu Blanco

Un artista y un productor marcado absolutamente por el sitio de dónde viene, pero cuya mirada ha sabido proyectar hacia dónde quiere ir, sin un destino fijo, sino siempre en movimiento.

Eso es lo que ha definido la manera de ser y trabajar de Alejandro Guillán Castaño desde que diera sus primeros pasos como músico en la Escuela de Municipal de Música de Catoira, su pueblo natal, donde aprende a tocar el clarinete; para, más adelante, en la Asociación Cultural O Gato Negro de la localidad vecina de Carril comenzase a tocar la gaita.

Esa base de música tradicional y popular se mantendría en diálogo con una personalidad artística en la que, durante la adolescencia, fue atravesada por el universo de los sintetizadores y de la producción musical autodidacta, a través de distintas herramientas de software, pero también en la militancia en distintos proyectos que lo acercaron a un sonido más cerca del pop alternativo y electrónico, como fueron sus proyectos Alex Casanova o The Friendows, entre otros; mientras acababa su formación formal como Diplomado en Educación Musical y Graduado en Educación Primaria por la Universidad de Santiago de Compostela.

Ambos universos convergieron cuando saca a relucir Baiuca, un proyecto que comenzó a gestar casi como ejercicio privado, y que en 2017 decide sacar a la luz y priorizarlo como su proyecto artístico central. Un proyecto artístico que ha marcado también una manera de producir y de edificar canciones en todo el mundo, convirtiéndolo en un referente de la música electrónica orgánica, y siendo uno de los embajadores globales de la etiqueta de “folktrónica”.

Esta mirada como productor lo llevó a convertirse no solo en uno de los artistas más convocantes e influyentes de la música electrónica en los últimos años, sino también a trabajar con artistas de todo el mundo como los ecuatorianos Nicola Cruz, LaTorre y Mateo Kingman, el británico El Búho, los argentinos Chancha Vía Circuito, Lagartijeando, Uji y Kermesse, los rumanos Balkan Taksim, la chilena Mariel Mariel, los colombianos Lido Pimienta, Mitú y Montoya, los portugueses Ohxalá o HAĒMA o artistas españoles como Rodrigo Cuevas, Carlos Núñez, Alba Reche, Víctor Martínez, Novedades Carminha o Blanco Palamera, entre otros.

Cuando Ronaldo le hizo aquel histórico gol al Compos, Manuel Blanco apenas era un proyecto de ser humano en la barriga de su madre. Nacido en Santiago de Compostela en mayo de 1997, Manuel Blanco lleva desde antes que le saliera bigotillo tocando en bandas como Motiv, Raw, Hama Prince o Joy of a Toy, hasta encontrar visibilidad, proyección y encaje en Blanco Palamera, el proyecto que comparte a pachas junto a su hermano espiritual Xoán Domínguez.

En Blanco Palamera ejerce de coproductor de todos los temas, consiguiendo articular una personalidad que lo ha convertido en uno de los productores jóvenes más prometedores del circuito, y que ha perfeccionado tras graduarse en Ingeniería y Producción de Sonido en el SAE Institut de Madrid.

En los últimos años, el joven artista y productor gallego radicado en Madrid ha trabajado en producciones de canciones y discos de artistas como Sen Senra, Marem Ladson, Ronroneo, mariagrep, Tiraya, Bariri, Zuaraz y La Buena Nueva; además de haber acompañado en directo a artistas como Dora, Dani, Nistra o los recién mencionados Sen Senra y Marem Ladson.