Con el dedo índice muy limpio, Néboa han pasado la yema del dedo por los márgenes que parecían delimitar la distancia entre la indietrónica, la música tradicional gallega, la poesía elíptica, el jazz de vodevil, el pop alternativo, la extimidad de la canción de autor y la idea de un pop internacionalista; y con todo el polvo que queda adherido al dedo, construyen un castillo sonoro que es, a la vez, una pequeña casita en mitad de un aldea y un rascacielos infinito.
NÉBOA
